martes, 18 de agosto de 2015

Tratado de perseverancia



Te amo y por eso soy valiente.

Te amo y por eso no tengo miedo. 

Te amo tanto que aunque sé que se vienen tiempos duros y de grandes rechazos, no me daré por vencida.

 Ahora te doy el amor que tú sembraste en mí, la perseverancia que me enseñaste a trabajar.

Entiendo que mi tratado de perseverancia no te guste, entiendo que te dé rabia, pero con este gran amor que te tengo todo eso va a desaparecer y te juro por dios, que aunque al final de todo sigas manteniendo el "no", los dos habremos aprendido de este viaje.  
Tú, sabiendo lo qué es el amor incondicional; 
y yo, con la certeza de que puedo amar sin condiciones. 

No le temo a las heridas que puedan quedar tras esta batalla, las llevaré con orgullo toda la vida porque serán heridas de guerra, heridas de amor. Y de esas uno no se avergüenza.

No temo tampoco a que pienses que me estoy arratrastando, a que todos piensen que me estoy arrastrando. Tengo muy claro lo que valgo, lo tengo tan claro que no tengo miedo a jugármela a mil por lo que quiero, y yo a ti te quiero más que nada


Voy por ti con dignidad, con la cabeza en alto, y con el corazón hinchado de amor.


No te imaginas lo enamorada que me siento en este momento, estoy segura que si me cortan la piel saldrán millones de rayos de luz, porque amándote me siento radiante, me siento mejor, me siento completa.


Reconozco que he estado perdida muchísimo tiempo, que esa María Ignacia bacán de la que te enamoraste se dejó abatir por los miedos y las inseguridades, reconozco que me perdí a mi misma. Pero me encontré, en estos cuarenta días sin ti me encontré con esa mujer espectacular que está llena de amor y perseverancias, esa mujer que está construida a puras certezas, esa mujer que no tiene miedo nunca más. Incluso, me atrevería a decir que soy mejor que antes, que ahora estoy más bonita, más segura de mí misma, más confiada en lo que valgo. Por eso está bien que  hayas dejado a esa versión tan fea de mí, está bien que tú y yo la hayamos dejado atrás. Por eso, también acepto que no quieras volver a estar a mi lado, porque aún no has visto todo lo que estoy siendo ahora, no has visto cómo he avanzado, como ahora soy mejor persona, cómo volví a brillar. No te preocupes yo te voy a enseñar quién soy, Matías, te voy a mostrar de qué material estoy hecha, te mostraré mis verdades, me mirarás a los ojos y sabrás que no miento, seré transparente para ti, para que puedas mirar cada uno de mis rincones, y así, con la certeza de mi inmensidad, te vuelvas a enamorar. 

Te lo prometo, estoy siendo lo mejor que puedo ser. Y bueno, si eso no te convence, si aún 
así no me quieres, ahí puedes irte lejos, ahí te dejo partir, ahí te deseo lo mejor y te suelto. Pero antes, amor mío, antes no. 
Te mantendré acá anclado a mi pecho, te agarraré con dientes y uñas, no te dejaré ir tan fácil.
 No hoy, no mañana, no en un buen tiempo más.

 No hasta que me veas,

así tal cual.

sábado, 15 de agosto de 2015

II

En este universo no existe la temporalidad, 
las horas pasan sin dejar rastro, 
las horas parecen pasar sin contener dentro de sí ningún minuto, 
y, a veces, las horas son años completos

¿Cómo puedo sentirme tan perdida? 
Eres el primer pensamiento que cruza mi mente al abrir los ojos y el último al dormir. 
Apareces en todos mis sueños, 
eres todas mis lágrimas 
y todos los nudos de mi guata estan anudados en tu honor.
 Eres este día lluvioso en el que me despierto todas las mañana,
 y a veces eres esa sonrisa que se me escapa 
cuando la esperanza  
vuelve a florecer.

I

Miles de batallas en un sólo de día, perder, ganar, y volver perder otra vez. 
Perder cada minuto algún territorio entre mi mente y mi alma.
En una constante oscilación entre el dolor latente y el dolor puzante, 
ese que te hace pedazos, 
ese que te agarra con los dientes 
y no deja piel sin arrancar.

Todo arde, 
esta pena quema todo vestigio habitable. 
No hay lugares de luz,
 ni hoy, 
ni mañana, 
ni pasado mañana.

Me dueles, negrito, me dueles como nunca pensé que dolería.
Nos prometimos que este amor tan grande no nos iba hundir, 
y yo ya pienso que no hay fondo por tocar, 
porque no paro de caer.

Sin mí.



"Ya no pudimos frenar lo inevitable
Ahora intento lo imposible:
Abrazarte o soltarte
Ya no puedo decidirme".

Disculpame si esto te hace daño, disculpa si esto te perturba pero por estos días el corazón no deja de palpitar. Y palpita la misma canción, la única melodía que no paro de escuchar: 
no puedo renunciar, no puedo, no puedo. No. 

Y te mentiría si dijera que no lo he tratado, que no he intentado con todas mis fuerzas llegar a ese estado mental de determinación que  arrastra a perder la esperanza, a dejar partir. Pero mi alma está anclada a tu alma,
aunque ahora no lo sientas,
aunque estés incapacitado para verlo,
aunque en tus universos yo ya no me aparezca más.
Nunca más.

Esto duele montones de cuchillos atravesandome las venas,
esto duele como nunca,
como nada
y a veces creo que como a nadie.
 
Y he rezado al cielo llena de fe pidiendo el valor para renunciar.
He estado cansada como si hubiera recorrido mil desiertos a pleno sol,
me he sentido fatigada,
destrozada,
deshabitada en mi propia piel,
pero no puedo,
no puedo renunciar.
No.

No puedo porque te amo,
te amo con cada célula de mi ser,
te amo profundamente,
desde mi huesos,
desde el centro de mi alma,
desde mis cielos y desde mis infiernos,
te amo con todo lo que tengo,
con todo lo que deseo,
te amo con mis decepciones y mis más grandes éxitos también,
 te amo desde los infinitos que he construido a pulso para ti,
te amo con sangre,
sudor y
lágrimas
,
con sonrisas rotas y sonrisas espléndidas.
 Te amo desde mi oscuridad y desde mis rincones más brillantes,
 te amo, Matías,
te amo
tanto,
tanto,
tanto.
 
Y ahora,justo en este instante, justo a 37 días de tu adiós
este amor duele tanto que quisiera renunciar,
pero no puedo,
no puedo.
No.